12/6/2024 | 17:16 | TANDIL -
Amigos de ABCHOY, se termina este 2010 y quiero despedirme compartiéndoles una entrevista que le realicé a un deportista inigualable de la ciudad. Permítanme, por esta única vez, que les aconseje llegar al final de uno de mis escritos, esta charla no tiene desperdicios, se los aseguro. Los detalles.
Y me animo a pedírselos porque esta será la última lectura que de mí soportaran durante este año, las próximas palabras serán solo para compartir un trago brindado de champán o sidra, y si no alcanza para ninguna de las dos, una ronda de mates será bienvenida; pero les decía, las venideras letras también serán para abrazarlos por estos 365 días que estamos dejando en el pasado y por la misma cantidad que vendrán superada la medianoche del 31. Gracias pues, y hasta ese momento.
Danilo Vidal es un hombre chiquito de tamaño, pero grande como humano y por sobre todo muy grande como deportista. Entre sus hazañas figura la de haber vencido en pista, nada más y nada menos que al legendario amigo de Carlos Gardel, si, exacto, no me mire así, nuestro Vidal venció a don Irineo Leguizamo ¿Qué tul eh?
Esa historia fue la que me llevo a entrevistarlo por primera vez a fines de 2002 para un programa de radio que tenía por entonces. Charla que siguió varios años después, o sea, ahora, en este 2010. En uno de mis últimos viajes a la ciudad me aparecí de nuevo por la casa de don Danilo que está ubicada “a un hocico” del Hipódromo. Allí me atendió su señora Ester, con quién Vidal se casó el 20 de febrero de 1957 después de noviar por casi dos años y medio y con quién tuvo dos hijos, Graciela y Jorge que le dieron seis nietos.
Ya en el interior de la vivienda me reencontré con este hombre de casi 52 kilos y metro cincuenta y cinco de estatura que nació el 28 noviembre de 1925, o sea, ya camina con 85 pirulos rumbo a otros tantos, o por lo menos hacia unos cuantos más.
Danilo también es un hombre de pocas palabras, o mejor dicho, el hombre en su infinita sabiduría te entrega vocablos justos, no es cuestión de andar derrochándolos, esas cosas nunca las hizo, se nota que es un hombre austero y sencillo de toda sencillez. Su lucidez y memoria asombran, si hasta recordó una anécdota que nos sucedió en esa primera charla y que, como es muy personal, no vale la pena contar.
Justamente ese hecho y recuerdo dio inicio a esta nueva conversación que ustedes verán como una sola, yo y él sabemos que esta entrevista se hizo en tres partes.
También es justo contarles a ustedes, amigos de ABCHOY, que decidí hacerla o transcribirla de esta manera, porque no me animé a ahondar en varios temas, más precisamente en los de su vida familiar. Y no me animé porque Danilo ya es un hombre grande y no quise renovar o profundizar recuerdos que para todo ser humano son los más dolorosos de sobrellevar. No, el cuero nunca me dará para eso. Confío en la inteligencia de mis lectores y sé que tendré las disculpas del caso.
Ahora sí, con ustedes, Danilo Vidal, el hombre que un día le ganó “Por una cabeza” a un tal Leguizamo.
-Gracias por dejarnos pasar a su casa Danilo y espero que esta vez la charla no se tenga que cortar por ningún motivo…
No, gracias a ustedes por recordarme y venirse hasta acá. Y si, tengo presente aquel día en que fui a la radio… (Y mirando a su señora le cuenta el hecho sucedido, luego me invitan a sentarme, yo acomodo el grabador y la cámara, y empiezo la nota de manera oficial)
-Hablemos de sus inicios… ¿Qué recuerda de esa época?
Yo me inicie en Tandil más o menos por el año 1951-1952 y ya a los 5 años estaba corriendo en Palermo, con la buena suerte de haber ganado en ese lugar. Hasta le gané a Leguizamo, y eso es un honor para mí. Después gané en todos lados, en la Plata, Mar del Plata, en todos lo hipódromos que corrí he ganado.
-Pero antes de ganar en las carreras locales y llegar a pasarles el trapito a todos en Palermo, su historia tiene otro punto de partida…
Ah, si, yo empecé a correr en las carreras cuadreras del campo cuando tenia más o menos 15 años. Ahí se hacen pistas de quinientos, seiscientos metros. Antes las largadas eran con banderas, ahora ya se usan las gateras. Mira, yo recuerdo que la primera vez que corrí en Palermo todavía se largaba con la cinta, nos ponían a todos en fila y la cinta por la altura del pescuezo del caballo, a la orden se levantaba la cinta y partíamos. De ahí salí, de las cuadreras, pero un día Pedro Pérez que era un cuidador viejo me trajo para varear a los caballos y me entusiasmé, y acá estoy.
-¿Tiene presente la primera carrera de esas del campo…?
Ah, no, la verdad que de eso no me acuerdo.
-¿Y de la primera en una pista…?
Si. Esa la recuerdo. Corrí una yegüita que era de Ayacucho del señor Echepare y también tuve la suerte de ganar en ese debut y la volví a correr a los 15 días y volvimos a triunfar. Y después de ahí ya empecé con todo.
-Y el con todo fue con todo nomás…en las estadísticas del primer año terminó en segundo lugar…
Si. Es así. Encima mucho más valedero porque yo empecé a correr en el mes de julio, o sea, que en solo seis meses me metí entre los primeros, terminé en el segundo lugar, si hubiese corrido todo el año hubiese estado primero. Vale Decir que tuve mucha suerte.
-Encima era una época dorada de ese deporte…
Si, en esos años si, era muy bueno. Se podía vivir muy bien y había trabajo para todos, tanto para los peones, como para los forrajeros y los herreros, había mucho movimiento acá en el barrio (Villa Aguirre) y eso se produjo hasta que se cerró el Hipódromo, después ya todo quedo en el abandono.
-Usted no solo montaba o corría los caballos, si no que también estaba en el cuidado del mismo ¿Es así?
Si, mira, yo a lo primero empecé solo como jinete, solo corría. Y ya transcurrida una década se dio de poder cuidarlos y así lo hice por casi 40 años.
-Tener contacto diario con el animal que uno va a correr ¿da alguna ventaja?
Y si, tiene que ver. El trato que uno le da al caballo es importante. Uno se hace amigo del caballo y el animal también se encariña con uno y eso siempre juega a favor. A los caballos hay que quererlos. Es como todo, como en la vida, mientras más te conoces, más confianza se tienen uno y otro, ya sea un matrimonio, dos amigos, o como en este caso jinete y animal.
-Y ese amor, esa pasión ¿Se potenció con los años? Digo porque aun hoy sigue cuidando de ellos…
Si, si, es muy lindo lo que se siente cuidando de un animal…y eso lo haré hasta que pueda.
-A ver, se dice que uno no puede querer más a un hijo que al otro, que el amor y cariño es igual ¿con los caballos pasa lo mismo?
Y si, es así, uno no puede querer más a uno que a otro, a lo sumo son cariños diferentes. Yo tuve a varios, por ejemplo Dragón Verde, a ese le tuve mucho cariño. También tuve a Percance que era propiedad de Francisco Maglione; a Pitraca que era mío y con él gané 14 carreras y también monté a Adolfo J.
He corrido a Tacón y a varios otros que ahora no recuerdo bien sus nombres…todos buenos caballos. Y te digo, cuando los caballos ya no corren más y se los llevan yo los extraño mucho, la verdad que si…
-Y ahora ya de más grande y con tanta experiencia encima ¿Ese sentimiento se torna más manejable o es al revés…?
No, es al revés, a mi me cuesta cada vez más despedirme de un caballo. Es más, a mi me dicen que no ande más con los caballos, cuando estuve enfermo el médico me dijo eso, pero yo no puedo dejarlos. Cada vez que por cualquier cosa me tuve que separar de ellos sufrí mucho. Yo con los caballos soy feliz, me siento muy bien con ellos...
-Sigamos con el paralelo de los caballos, los hijos y el amor hacia ellos, a los hijos se les ponen nombre de mutuo acuerdo entre los padres ¿A los caballos como se les elige el nombre y quién lo hace?
Al nombre se los ponen en el Aras que es donde nacen, muchas veces se les encaja el nombre que ya tienen la madre o el padre del caballo. Siempre tienen una historia parecida y muchas veces también se hace una unión de los nombres y así se lo bautiza al potrillo, así es, siempre igual. Es como una tradición digamos.
-Danilo, usted corrió hasta hace muy poco, digamos que hasta de muy grande…
Si, corrí hasta no hace mucho tiempo. La última fue en el año 1989 en el Hipódromo de San Isidro y fue para despedirme, pero ahí, en esa carrera no pude ganar, salí segundo a medio pescuezo. Después corrí algunas carreras más chacareras digamos, y eso fue a mediados de los años noventa, pero solo lo hice para que me vieran mis nietos, y eso fue muy lindo también.
-Si le tiro la fecha del 19 de enero de 1957 seguramente me dirá que fue de los mejores días de su vida…
Si, ese día es cuando le gané a Irineo Leguizamo en Palermo, en donde corría por primera vez.
-Pavada de debut…¿Recuerda todo lo previo para llegar a esa carrera?
Si, recuerdo que me llamaron y me dijeron si no quería correr un caballo de los Santamarina, y para mi fue un honor y un compromiso, porque ellos tenían jockeys mejores. Pero me llevaron a mí por confianza y tuve la suerte de ganar. Recuerdo que estaba bastante nervioso, pero eso una vez que entras a la pista ya se pasa, una vez que estás arriba del caballo, por lo menos en mi caso, me olvidaba de todo. Y bueno, esa carrera era bastante larga, de 2500 metros que son pocas las que se corren en esa distancia y con Largoveo le ganamos a Leguizamo por medio pescuezo.
-¿Y eso de los nervios solo se generaba antes de una carrera? Porque usted Danilo no parece de esos hombres que andan masticando tilo para calmarse…
Si, los nervios eran solo en la previa de las carreras, porque en lo demás siempre fui muy tranquilo. (Su señora asiente con la cabeza)
¿Y esa tranquilidad es la que le permitió no tener accidentes o lo que ustedes llaman rodadas?
Sí, por eso y porque siempre me cuidé mucho, siempre fui muy profesional. Yo corriendo siempre fui muy prudente. Aparte siempre escuché a los más grandes, escuchaba a todos los que me daban consejos, si me sugerían que no girara así o asa, yo hacia caso. Así que, durante los casi cuarenta años en que corrí nunca tuve un accidente en pista, solo tuve uno en un entrenamiento y fue por el año 1965 vareando un caballo este se disparó y yo caí como a veinte metros y tuve varios traumatismos. Pero lo más grave de ese accidente fue la vista, hasta internado en la Plata estuve, pero me repuse y seguí.
-¿Los accidentes pueden ocasionarse por el estado de la pista? Y ¿Es lo mismo pasto que arena? y también ¿Los caballos rinden igual en las dos superficies?
Puede ser que los accidentes sean a través de algún desperfecto de la pista, aunque por esas circunstancias son muy pocos los percances que pasan. Un caballo pesa entre 500 y 600 kilos, si pisa mal en un suelo desparejo se va a quebrar y va a venir la rodada. Y lo del rendimiento no, no es igual en todos. Hay caballos que pisan más fuerte y galopan más largo, entonces esos andan mejor en pasto.
-Danilo, en aquella primera entrevista me dijo que su sueño era que se reabriera el Hipódromo de la ciudad, bueno, eso sucedió en 2005 ¿Cómo vivió ese día?
Sí, la verdad que eso era un sueño, porque la verdad me dolía mucho ver el hipódromo que fue el primero de la provincia en ese estado de abandono.
Y ese día, Uh, fue muy hermoso, encima el intendente Miguel Lunghi y Néstor Auza me convocaron para cortar la cinta en el acto de apertura y me entregaron una plaqueta por mi trayectoria. Fue muy emocionante ese día. Aparte, ver de nuevo el lugar en funcionamiento, todo limpio sin yuyos, la verdad es que uno revive viendo en funcionamiento el hipódromo, es una felicidad enorme.
-A ver Danilo, dos preguntas en una ¿Tuvo miedo alguna vez? Y ¿Si el jinete está nervioso, eso se lo transmite al caballo?
Y sí, el caballo lo conoce a uno, si vos estás ansioso el animal va a estar igual. Y miedo, no, eso nunca.
-¿Aún después de ese accidente que nos contó no sintió nada de miedito?...o sea, entonces el Turf es como el boxeo o el automovilismo, si te pegan y te quedas pensando en eso la otra piña es la que te puede hacer daño y los pilotos si se pegan y no suben enseguida ahí si pueden tener temor de volver, mientras más rápido mejor…
Es así, si tardas en volver, el miedo puede apoderarse de vos. Pero tene en cuenta que todos amamos mucho lo que hacemos, y cuando uno ama mucho, ese sentimiento es más fuerte que el miedo.
-Sin palabras don Vidal, más que una respuesta nos regaló toda una enseñanza, todo un mensaje, gracias por eso…(Don Danilo, solo hace una mueca de sonrisa y un leve movimiento de su cabeza nos indica que agradece el comentario, entonces sigo preguntando)
-¿Y como se lo manda a un caballo? O mejor dicho, ¿Cómo se hace para mandar a un animal? ¿Es mejor el rigor físico, con fustas, espuelas y todas esas cosas…?
Mira, si uno es tranquilo el caballo va a ser tranquilo. Si a un caballo le pegan y lo gritan se va a poner más nervioso y menos caso va a hacer, es como con los humanos.
Aparte a mi no me gusta que se maltrate al animal, nunca lo hice. Y eso lo traigo conmigo desde que tenía 15 años y me hacían montar en las domas, en las jineteadas, y en esos lados se los lastima mucho a los animales, entonces yo me separé de todo eso, no me gustan ese tipo de eventos, me hace mal.
-¿Cómo es el entrenamiento de un jockey? porque se sabe que cualquier descuido del mismo influye en el rendimiento no solo del jinete sino también del caballo.
Yo me cuidaba mucho en las comidas, trataba de no comer demasiado, hacia mucho ejercicio y por sobre todo andaba mucho arriba de los caballos y mucho más con montura y estribo, porque montar así cansa más.
Y cuando no andaba a caballo lo que hacia mucho era escalera, me iba a la Movediza o al Parque y ahí hacia piernas, entonces me sentía fuerte.
Aparte soy un hombre que nunca fumó ni tomó alcohol, todo eso me permitió correr hasta los 69 años.
-Volvamos a ese día emblemático en que le gana al amigo de Gardel. Imagino que la alegría seria inmensa ¿Recuerda algo más de ese momento?
Cuando pasamos el disco don Irineo me dijo: “Me ganaste pibe”. Yo estaba feliz por haber ganado y encima Leguizamo me felicitó, ahí me demostró que era un grande y
desde entonces entablamos una linda amistad.
¿Usted sabía que Leguizamo correría en esa jornada o se enteró ahí mismo?
No, yo sabia, yo lo saludé antes de la carrera, porque para mi era un honor estar al lado de semejante personalidad, lo que no me podía imaginar era que le iba a ganar.
-¿Y como era Irineo en la intimidad de la amistad?
Era una persona bárbara, era muy querido por todo el ambiente. Cuando visitaba Tandil nos juntábamos a comer asados y a charlar. Recuerdo que la primera vez que estuvo acá, luego de que le ganara, vino personalmente a invitarme a la comida.
-Imagino que usted le preguntaría cosas ¿Era de dar consejos Leguizamo?
Si, era un señor. El te hablaba mucho, te dejaba muchas enseñanzas. Te contaba muchas anécdotas. El siempre nos decía que nunca jugáramos boletos, que eso no estaba bien, que nosotros teníamos que correr el caballo nada más, esas cosas que me decía siempre las lleve a cabo.
Aparte era un hombre que hablaba con el ejemplo, te cuento una, ese día después de cenar salimos a caminar por el campo, el siempre lo hacia para facilitar la digestión, el no me dijo nada, pero yo le copié esas cosas. Era una persona muy buena Leguizamo.
-Danilo, es conocida la amistad que tuvieron Leguizamo y el Zorzal Criollo ¿En sus charlas Don Irineo le hablaba del cantante?
No, no, de eso no hablaba nunca, y como Leguizamo era de hablar poco yo tampoco me animaba a preguntarle sobre sus cosas privadas. Con Leguizamo solo hablábamos de nosotros y de caballos. Él en esas cosas era un maestro, y yo prestaba mucha atención a lo que me decía.
-Hablando de las enseñanzas, esa que contó sobre la de no apostar boletos en las carreras ¿era porque necesitaban toda la concentración y tranquilidad para correr sin presiones extras…?
Si, es verdad, siempre nos aconsejó que no apostáramos, porque eso nos generaría una presión muy grande para ganar y eso siempre juega en contra. Así, sin apostar, uno tenia la cabeza relajada para tomar mejores decisiones. A mi me pagaban para correr, no para apostar. Pero ojo, si yo hubiese jugado a favor de mi mismo, hubiese hecho mucha plata, jajaja (Por primera vez unas risas matizan su respuesta, y eso tiene una valedera explicación, si don Danilo se hubiese apostado a su favor, ….., los números dicen que él ganó más de mil carreras) pero ya dije, eso no iba conmigo.
-Igual la gente piensa que se gana mucho dinero, ¿eso es así? o ¿solo gana el dueño del caballo si es que anda bien…?
Los jockeys ganan plata si andan bien, si ganan carreras. Los de ahora, si son buenos, ganan buen dinero porque hay carreras todos los días, antes se corría solamente los sábados o domingos, pero igual se ganaba bien, si sabías ahorrar el turf te daba para vivir bien, yo por ejemplo me pude hacer esta casita.
-¿Y los jockeys tienen sueldos fijos por parte de los dueños de los caballos o van a porcentaje de lo que se gana?
No, hay pocos jockeys que son contratados con sueldo. Generalmente uno gana el 10 por ciento del premio.
-A ver Danilo, viene una pregunta pavota, pero dicen que el que no sabe, es cómo el que no ve…y yo la verdad estoy medio ciego ¿Y el cuidado del animal entra en el mismo precio o eso se lo pagaban aparte?
(Danilo entrega una sonrisa leve, a estas tampoco las derrocha, a estas también las tira con inteligencia y mirándome me contesta) No, no. El cuidado del animal se paga aparte…eso siempre es aparte.
-Nómbreme los jockeys que más admiró…
Y… había muchos, ya nombramos a Leguizamo, a Sanguinetti, Daniel Echart…esos de mi época. De ahora o de más acá te puedo nombrar a Valdivieso, Falero, el Pichi Paulet…son muchos los muchachos que andan bien.
-Danilo hablemos de la amistad ¿Se puede hacer amigos en una actividad que es tan solitaria y en la que cada uno quiere ganarle si o si al otro…?
Y, es difícil, generalmente dentro del ambiente es difícil hacer amistad, cada uno va para su lado, son pocos los que se juntan. Yo por ejemplo he tenido amistad solo con “Pistola” Aguirre por aquellos años, en el turf la rivalidad es más fuerte que la amistad.
-Y ahora que ya esta retirado de las competencias ¿no se da el hacer amigos del ambiente…?
Y no, estamos retirados pero amigos, lo que se dice amigos no se hacen, lo bueno es que hay muy buen trato entre todos. Yo voy a Palermo y todos me saludan, pero amigos no.
-¿Y de la vida? de esos si imagino habrá muchos…
Si, gracias a Dios uno tiene muchos amigos, en eso tampoco me puedo quejar.
-Danilo ¿Cómo es un día en la vida de Vidal hoy…?
Yo me levanto más o menos seis y media si es verano, y cerca de las ocho en invierno, preparo los caballos, los llevo a la pista, les doy un trote de 6 mil 7 mil metros a cada uno, luego les doy de comer y esa cosas, y a la tarde, luego de mi siesta (eso es sagrado) los cepillo, los baño, y todas esa cosas.
- Ya que estamos en tema ¿Cuál es el costo que tiene el dueño para mantener un caballo de carrera? y ¿Con que se lo alimenta al animal? O sea, ¿También se les da complementos vitamínicos y esas cosas?
El costo de mantención es más o menos de 620 pesos por mes. Y si, los caballos comen avena, alimento balanceado, maíz, también se les dan tónicos, vitaminas, y se los chequea permanentemente con los veterinarios.
-Bueno Vidal, vayamos por cosas más personales ¿Fuera del ambiente del turf lo han conocido…se ha encontrado en algún lugar en donde vengan a saludarlo?
Si, en varios lugares me han reconocido, en un festival de ciclismo y en otro de boxeo me han saludado…
-Hablando de deportes ¿Qué otra disciplina le gusta?
El boxeo me gusta mucho, y el mejor que vi acá en Tandil fue a Villaroel, lástima que nunca se cuido.
-Por que cree que a los deportistas que le dieron mucho a la ciudad no tiene el reconocimiento o el recuerdo que merecerían…
Yo no se porque será, de veras, la gente se olvida de los que le dieron algo, pero no se porque será. Una lástima.
-Generalmente les pido a mis entrevistados un mensaje para los más chicos…Y usted por su experiencia es alguien con derecho a hacerlo ¿Qué les diría? ¿Porqué tendrían que practicar deportes?
Y, yo les diría que hagan lo que les gusta, ya se fútbol, ciclismo, maratón, básquet o lo que sea, pero también les diría que lo tomen en serio, que se cuiden, que tengan responsabilidad, que solo así, con responsabilidad, se puede llegar.
Yo nunca creí que iría a llegar a ser lo que fui, pero un día me dije, todos somos iguales y me propuse seguir y llegué a lo que yo quería.
Mi familia no me apoyaba, porque a nadie le gustaban los caballos y yo me propuse el que iría a correr. Pero te digo, y esto es muy importante, tampoco se llega si no se ama el deporte que se eligió.
- Danilo, nos contó que nunca tuvo el apoyo de la familia, ¿Eso dificultó su carrera?
Es verdad, yo no tuve el acompañamiento de ellos. Mis padres me decían que no, que estaba loco, que eso de correr caballos era una locura, pero a mi me gustaba eso. Mis padres entonces me mandaron a trabajar a una panadería acá en Tandil, luego de eso volví al campo y de ahí a Bs. As. Pero allá en el barrio de Caballito no me acostumbre, para mi vivir en Capital es una enfermedad, yo amo los caballos, amo la libertad. Después volví de nuevo a Tandil y empecé a correr en las cuadreras. De la que si recibí apoyo fue de mi señora, la verdad es que sin la ayuda de mi señora nunca hubiese podido llegar a correr, ella ha sido una muy buena compañera.
-¿Y como ve usted, o que siente usted, cuando escucha casos de que los padres exigen al hijo que se haga futbolista o tenista porque ahí se gana mucho dinero...?
Y, eso esta mal. Mira, yo lo pasé en carne propia. Yo le decía a mi hijo que tenia que ser jockey, pero bueno, a él no le gustaba, y siempre fue grandote y hoy pesa como cien kilos, el nunca hubiese llegado a ser jockey bueno. Cuando me di cuenta le busqué lo que el quería hacer. Los padres deberíamos escuchar mucho más a nuestros hijos y apoyarlos.
-Danilo, con esa terminamos, digamos que cruzamos el disco… muchas gracias.
Jajaja (Ya a estas alturas una risa más distendida) De nada, gracias a ustedes y mi casa esta abierta para cuando quieran…(Año 2002)
Y ya ven (ya se los conté), esas palabras me las tomé de manera literal, ocho años más tarde volví por otras respuestas y otros sentimientos. Espero hayan disfrutado rememorando las andanzas de Don Danilo, o, en todo caso, ojalá se hayan deleitado descubriendo a una de las figuras que dio el deporte tandilense.
Hasta las próximas líneas, que ya prometí, serán solo para desearles buenas festividades de fin de año. Hasta entonces.
Hugo Rodríguez
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